REGLAS PARA CAMINAR EN UN MUNDO POSTHUMANO
Realización: Cristian Espinoza | Lectura: Pilar González | Videos: Elena Téliz, Cristian Espinoza | Sonido: Pol Villasuso | Participaron: Rafael la Paz, Taller Ana Laura López de la Torre UDELAR (Ana Laura, Gimena, Camila y Lina), RADIO TSONAMI, Rodrigo Ríos Zunino, Nandy Cabrera, Lucía Sena, Fede Pignata | Mapas: Strava Global Heatmap, OpenCelliD | Registros: Península Electromagnética por Elena Teliz, San Pablo Electromagnética y Santiago Pandémica de Cristian Espinoza
La primera generación cyborg comienza su manifestación durante la pandemia,
Inicia con el bautismo de fuego de una nueva especie post-humana global,
Bautismo de confinamiento e incertidumbre.
Antes del 2020 -año cero post-humano- la infraestructura y superestructura
que le dan lugar ya había sido desplegada para el devenir cyborg ahora realizado
Las ciudades comenzaron a crecer desmesuradamente y millones de trabajadores transitaban el viaje en loop infinito centro-periferia día tras día
Todos conectados a prótesis de alienación y anestesiamiento por horas
Los medios de transporte y los aparatos celulares se volvieron cápsulas de desteritorialización
Ocultando las grandes áreas discontinuas, laxas, heterogeneas y degradadas
Y la mente en trance permanente por efecto de las tecno-drogas que portaban
convirtieron las viejas relaciones humanas en pura operación logística
El espacio humano se llenó de imágenes electrónicas que reemplazaron su experiencia del paisaje por monitores de todos los tamaños, incluyendo los muros y la palma de la mano
Los aparatos ideológicos de los estados nación fueron suplantados por aparatos ideológicos que emanaba de fuentes ahora desconocidas, cajanegrizadas
La educación, los vínculos afectivos, la comunicación, la religión, la distribución y la producción del trabajo fueron administrativamente digitalizadas
y su realización comenzó a ser dirigida por aparatos autómatas en red, guionizando en tiempo real todas nuestras acciones.
Los cuerpos aprendieron a transitar sin desvíos por los lugares asignados.
Mientras los cuerpos cumplían los mandatos en completa atención y entregando toda su energía física
Las mentes eran anestesiadas en trance, buscando los afectos y el ocio en el mismo espacio digital que era fuente de los mandatos
La experiencia directa del territorio era suprimida al mínimo requerido por la eficacia del sistema
La percepción del mundo era constreñida a los espacios co-ordenados en red, ya no había intersticios y se había perdido la capacidad de deambular.
Esto sucedió lentamente en un período de 20 años, hasta que llegó el 2020
La peste se había propagado rápidamente paralizando a las personas
Solo unos pocos -los llamados trabajadores esenciales- podían desplazarse en un régimen de control sanitario-policial total
Ahora el espacio del cuerpo había sido completamente conquistado por un pasivo global
Se había declarado el estado de excepción permanente en casi todo el planeta
Los pocos cuerpos que podían (debían) movilizarse por los trayectos asignados
se mantenían distanciados unos de otros, con la mente puesta en los aparatos celulares
Las mentes habían quedado completamente absortas y los cuerpos inmovilizados
El espacio del cuerpo era zona de catástrofe, su desplazamiento se había vuelto un peligro
Nos volvimos el campo de batalla de una guerra fría electromagnética y biotecnológica
Nacía la era post-humana, con las mentes y cuerpos unidos separadamente
Anestesiados y eufóricos, interconectados y aislados, todo a la vez
Lentamente comenzó el desconfinamiento, nos comenzábamos a hacer la idea que conviviremos largo tiempo con la peste
En unos países comenzó antes, en otros más tarde. Las noticias aún corren de zonas desconfinadas, zonas en cuarentena, zonas de rebrote, etc.
Podíamos cambiar nuestra forma de vida para volver a activarnos en la máquina ciudad
Separarnos por plásticos, máscaras, distancia, teletrabajo, rsexting
Pero -lo que sí quedó clarísimo- es que la economía global no podía detenerse por ningún motivo. Y debíamos asumir los costos de mantenerla funcionando.
Habíamos sido advertidos de una amenaza mayor si la operación financiera se detenía.
La vida humana había al fin quedado subordinada a la gran operación global
Y retomando la vida, notamos la multiplicación de nuevos actores,
que en la época anterior habían pasado desapercibidos.
El primer indicio del cyborg apareció con la proliferación de los repartidores de tres grandes empresas nacidas de la generación startup de Silicon Valley
Durante el confinamiento total, por las calles solo transitaban en bicicleta o motocicleta miles de repartidores portando un cubo de 60cms2 a sus espaldas dirigidos por un celular.
Trabajo rápido en un ambiente de cesantía extrema el cual demandaba una pequeña inversión inicial y personas dispuestas a ser precarizadas
Un vehículo, un celular con señal y salud suficiente para estar en movimiento ocho a diez horas diarias.
Nos interesa este nuevo individuo post-humano, porque señala una agenda que terminó de de anclarse durante la peste
Personas cuyas acciones y desplazamientos son programados, guiados y monitorizados por grandes centros de datos. Conectados en todo momento a la red
Cuerpos constreñidos a una bicicleta, una moto o un automóvil la mayor parte del día, haciendo operaciones de distribución en la capilaridad de las urbe
Mentes alienadas por los aparatos de control celular que operan como prótesis de monitoreo, mando y ansiolíticos semióticos evacuando los afectos a las redes sociales
La prótesis garantiza la eficiencia del sistema, transformando individuos en cuerpos que transfieren su albedrío a una operación logística cajanegrizada
El centro de comandos se encuentra invisible y disgregado. La operación logística es un imbricado sistema de bots financieros, programas de geolocalización y redes sociales
Diseñadores de instrumentación fisiológica y de sistemas de procesamiento de datos van perfeccionando inteligencias artificiales que gerencian esta máquina de guerra
Miles de repartidores no son considerados trabajadores de la organización, y por tanto, quedan al margen de cualquier sistema de protección social ganado en el siglo XX
Los repartidores son un ejemplo al paroxismo de la nueva economía cyborg:
prótesis de control psíquico para el desplazamiento de los distribuidores
Durante todo el año 2019 estallidos sociales y revueltas en cuarenta países del planeta
sacaron cientos de miles de personas a la calle diariamente a protestas antisistema
Ciclo de protestas en Colombia, Chile, Ecuador, Bolivia, Francia, Hong Kong, Rusia,
Ucrania, Franja de Gaza, Servia, Cataluña, Egipto, Indonesia, Sudáfrica, etc
Ahora pensar en la protesta social es prácticamente imposible
La peste infinita ha propiciado la aparición de un estado policial-sanitario en que, los cuerpos se han vuelto sospechosos. Transitar por el mundo es un peligro
El desplazamiento por el territorio es sujeto a control de distancia y temperatura,
las redes sociales cibernéticas reemplazan las relaciones y el paisaje
Comenzamos a sospechar que la peste ha sido instrumentalizada
El Soft-Power cuenta con un arma invisible y de baja intensidad para normalizar el estado de excepción permanente
La población contra la espada y la pared ha de aceptar la auto reclusión y las aceleradas políticas higiénicas emanadas por la tecnocracia de los administradores
El semiocapitalismo cognitivo usa todos los pliegues de la realidad
como superficie donde inscribir su código
Los lugares de socialización corpórea son suplantados por interfaces de teletrabajo y
videoconferencia a los cuales la población se adaptó inesperadamente rápido
Nos adaptamos a que el territorio se vuelva un afuera absoluto indiferenciado
Nuestro sistema de referencia psíquico es ahora interpersonal y desterritorializado
Con la socialización de internet a mediados de los 90s del siglo pasado, nacía un primer individuo post-humano: el hikikomori
En Japón se detectaron los primeros casos. Durante meses y años, adolescentes y ancianos no volvieron a salir de casa, a separarse de sus computadores
Comenzaron a habitar internet, a asumirlo como un espacio de residencia.
El mapa había reemplazado al territorio
En una habitación de muchos hogares y en nuestros móviles,
se encuentra el acceso a un paisaje distinto, virtual, envolvente
Aparece la frontera entre un mundo físico, mediado por los sentidos, y un mundo
psíquico, tendiente a lo estrictamente neuronal que carga el cuerpo como lastre
En este nuevo lugar -país de los tímidos- la mente se ensimisma en
su emancipación, y disfruta su alta velocidad liberada del bullying de la materia
La peste señaló la virtualidad de las redes como la vía de escape,
la zona segura en que los individuos se pueden comunicar
sin necesidad de cargar y exponer sus cuerpos como sufrimiento
Nuestra era posthumana y post democrática ha penetrado la superficie del mundo
con prótesis de explotación, distribución y control
Para que nuestra civilización cyborg se realice, en tanto que régimen de verdad,
utiliza de sustento el electromagnetismo como cuestión material de la ideología
Todo el sistema, tanto en comunicación, como energía y transporte está en un proceso
acelerado de conversión hacia el electromagnetismo
El electromagnetismo, por medio de metadatos, garantiza el monitoreo total
reuniendo en grandes terminales deslocalizados, toda acción conectada sobre el planeta
El electromagnetismo cubre como un manto los asentamientos humanos
Constituyendo un ecosistema invisible, que en su materialidad pasamos por alto
Infraestructura de cables en los muros y los subsuelos de las ciudades domotizadas,
baterías de los vehículos eléctricos y torres de alta frecuencia de datos hacia el éter
Salimos a la ciudad a sentir sus manifestaciones artificiales y camufladas
Descajanegrizamos para nosotros este manto invisible de información y energía
Cascada de partículas-ondas que susurra los sistemas nerviosos de los seres vivos
Las ondas de radio siempre fueron una manifestación misteriosa
Escuchar una radio en el s.XX era ya una tarea de minería, en que por medio de la modulación uno buscaba aquello que inestablemente brotaba entre el ruido blanco.
Si dejamos de lado la escucha de una emisora en particular, aparece rápidamente la interferencia, aquello que desea colarse, como una aparición fantasmal.
La interferencia es un entrever, permite entre-escuchar por tanto, desenfocar la escucha
desentraña la forma del rumor. Y desde ahí la aparición verídica de espectros.
Espectros que aquí no significan nada, solo rumores arenosos con los que interactuamos desde la escucha, rumores que llenan en su capa oblicua el paisaje invisible – ideológico.
Nuestra civilización electromagnética ha llenado la extensión del éter
de emisiones que rebotan hasta el infinito entre la ionosfera y el suelo
tramando en todas direcciones lo invisible,
entrando en todos los sistemas nerviosos de los organismos
Usándolos como superficie de registro, como cintas magnéticas que se escriben
y sobre escriben una y otra vez
¿Qué es aquello que queda inscrito en los cuerpos?
Por una escollera portuaria, nos alejamos un kilómetro de la bahía.
Decidimos salir de la ciudad, salir poniéndonos a la escucha del paisaje invisible
Salimos para volver a entrar en la noche iluminada por fotones
Y volver a mirar de nuevo el lugar que habitamos
Tomamos distancia para volver a acercarnos a lo nuevo. Un ecosistema
que no ha declarado su nacimiento, pero que se realiza en nuestros cuerpos
La supervivencia sensorial, comienza con el doloroso ejercicio de salir al territorio
y comprender por experiencia directa el ecosistema cyborg
Un ecosistema que fluctúa entre lo visible y lo invisible, cuya función
como cuestión material del poder es producir una realidad nueva
Nuestras prótesis cumplen la vieja función de manifestar sensiblemente
el estado de situación del paisaje electromagnético
Y así des-cajanegrizar la ciudad post humana. Y no volver a pasarla por alto
En un mundo post humano ya no hay lugar para el territorio
Nuestra mente colonizada por datos electromagnéticos nos impone un espacio continuo, virtual, sin fricciones, fisuras, ni discontinuidades, liso, brillante y de formas débiles
El tiempo se ha angostado por la ansiedad de la alta frecuencia. El tiempo ahora es “tiempo de respuesta”, anclado al feedback de las redes de intercomunicación
Nuestra supervivencia sensorial nos indica salir a los bordes, donde aún hay heridas en la
superficie lisa. A los escombros y residuos de aquello que había antes de ahora
Entrar en el templo de las ruinas, los no-lugares absolutos, el afuera del sistema de referencias del aparato global
Des-geo-localizarnos
Y desde esa rasgadura en el mapa , no solo comprender en nuestros cuerpos una política de la invisibilidad del paisaje
Sino sobre todo acceder a un umbral de indistinción en el que devenimos una forma continua con el fondo, y nos podemos suspender en lo abierto
Acceder a la autonomía
Cristian Espinoza, Pandemia 2020 Santiago – Montevideo