LA 'CIUDAD AUTÓNOMA' DECANTA EN LA BOCA DEL RIACHUELO
Diciembre 2015 – Fundación Proa, La Boca, Ciudad Autónoma
Este lugar de estanco, donde las aguas son negras y tóxicas. En que no hay ninguna posibilidad de vida subacuatica, sitio rodeado de enjambres metálicos: grúas, puentes, estructuras ininteligibles, antenas, residuos y piezas mecánicas. Territorio construído de hormigón y acero en que se mezclan arquitecturas industriales acumuladas solapadamente durante más de cien años con barrios marginales y células de gentrificación es el lugar donde la ‘Ciudad Autónoma’ decanta.
Como detritos se acumula la historia mecánica de la metrópolis. Metrópolis como máquina de producción y sobreproducción que mueve las mercancías (legales e ilegales), las energías (gases, aceites, electricidad, cocaína, el tiempo), las partes y piezas de su continuo upload y upgrade.
Aquí está la evidencia del colapso de la psicosfera, saturada de campos electromagnéticos artificiales, estática y ondas de radio en todas las frecuencias.
Este es el sitio para ponerse a la escucha de los fantasmas de la metrópolis, no los fantasmas románticos de Allan Kardec, sino las fantasmagóricas fuerzas de la ideología desde la perspectiva de Althusser, que se instala a susurrarnos a nuestras espaldas ya no panfletos codificadas como sentencias, sino una mezcolansa de ruidos hiperamplificados con ruidos soterrados (todos ensordecedores) que envían un caos de frecuencias directamente a nuestro sistema nervioso instalando un crack para producir multiples bugs a nuestro ritmo circadiano.
Respecto a este ecosistema oscuro debemos atender las psicofonías no como la lectura de jeroglíficos, sino como la lectura de escombros de una devastación neuronal. El poliedro blanco del Proa, en el centro geométrico de la situación nos da la oportunidad de ponernos cuidadosamente a la escucha de la intensidad coagulada.
El poliedro blanco del Proa es puro síntoma de alienación, puesto como vocero de la ‘ciudad autónoma’ allí donde todo es desgarro.