En el mundo contemporáneo, emergen nuevas ideologías concretas que están produciendo transformaciones políticas radicales, desplazando el repertorio ideológico heredado del siglo XX, especialmente las que envolvían a las democracias liberales y su clivaje entre socialdemocracia y neoliberalismo. Este sistema fue consolidado por la intersección de Ronald Reagan, Margaret Thatcher, Mijaíl Gorbachov y Juan Pablo II, quienes, con la caída del Muro de Berlín, marcaron el comienzo del predominio unipolar de las democracias liberales occidentales, una visión celebrada por Francis Fukuyama en su proclamación del “fin de la historia”. Sin embargo, en menos de tres décadas, la globalización tuvo un rápido envejecimiento y deterioro, alcanzando su fin el 2017.
La ciega y arrogante convicción de EEUU y la UE de que el capitalismo, como régimen de intercambio de máxima eficiencia, avanzaba paralelo a la democracia liberal, no previó que las periferias del sistema, como Rusia, China, India y el mundo musulmán (saudí, persa y turco), iniciarían ciclos de crecimiento económico que los sacarían de la pobreza sin necesidad de adoptar el modelo liberal occidental. Estos territorios eran portadores de culturas densas que resistieron la asimilación neocolonial. A la par, en Europa y EEUU, comenzó a gestarse un malestar no canalizado que se bifurcó en dos direcciones opuestas: por un lado, el ascenso de corrientes extremas de derecha conservadora; por otro, la emergencia de nuevas y extravagantes ideas tecno-políticas. Este proceso fue amplificado por la infraestructura digital, que reemplazó la comunicación centralizada del siglo XX con una tecno-cultura descentralizada de nodos moleculares receptores-emisores. Al mismo tiempo, la concentración humana en mega-urbes, regiones urbanas y el vaciamiento de las zonas rurales reconfiguraron el terreno donde germinarían nuevas contradicciones, miserias e ideologías.
En este escenario, Rusia y China surgen como polos desafiantes al bloque atlantista democrático-liberal, que había promovido y financiado la fragmentación de las exrepúblicas soviéticas con el fin de debilitar a Rusia, mientras trasladaba su producción manufacturera a China e India para aprovechar la precarización de la mano de obra barata, acusando hoy cínicamente a Asia de prácticas de dumping y piratería…
Rusia, tras varios intentos de integrarse al bloque europeo, al ser señalada como un enemigo estratégico, optó finalmente por orientarse hacia Asia, iniciando el proceso de creación de un espacio euroasiático. Este giro fue teorizado por Aleksandr Dugin, quien desarrolló la Cuarta Teoría Política y la tesis de un mundo multipolar como alternativa al ‘orden internacional’ impuesto por las democracias liberales atlantistas.
La obra de Dugin se estructura en dos niveles. En un primer plano, combina elementos del fascismo y el comunismo, trayendo de las tinieblas a autores ‘tradicionalistas’ como Julius Evola, René Guénon y, sobre todo, el nazi Martin Heidegger. A partir de la noción heideggeriana de ser-en-el-mundo, Dugin plantea que cada sujeto está determinado por una univoca manera de habitar, y su destino está vinculado a un espacio-tiempo cultural que lo precede. Identifica en la periferia despreciada por el mundo atlantista varios espacios con extensas historias imperiales que han mantenido su vocación regional: la península arábiga sunita, el reino persa chiita, Egipto, India, los turcos neo-otomanos, Sudáfrica, Etiopía, Brasil y, por supuesto, Rusia y China. Dugin incluso sugiere que Estados Unidos podría entenderse como un espacio cultural joven dentro de este esquema multipolar, en el que los bloques se relacionarían sin interferir en los asuntos internos de cada civilización/nación/imperio, utilizando el tejido capitalista y la infraestructura digital como medios de articulación.
En un segundo nivel, Dugin desafía los principios de la Ilustración y el humanismo moderno, rompiendo con la idea de la tabula rasa materialista que sustentó la Revolución Industrial, la formación de las metrópolis y el consenso occidental sobre los derechos humanos. Frente a la concepción del humano occidental, Dugin mezcla las figuras de Ernst Jünger y Heidegger, sosteniendo que “cuando solo la muerte está frente a nosotros y no le damos la espalda, es ahí cuando realmente existimos”. Su proyecto propone un sujeto desde la ‘voluntad de poder’, entendiendo este sistema ideológico, al régimen político como un organizador orientado hacia la re-construcción de un imperio regional. Las élites liberales occidentales comprenden esta aspiración totalitaria y la consideran una amenaza fundamental, y con razón, un imperio siempre es expansivo.
En las antípodas ideológicas, desde los laboratorios y startups de Silicon Valley surge el transhumanismo, una ideología neo-capitalista del filósofo Nick Land que impulsa el aceleracionismo tecnológico hacia la creación de un ser humano aún inexistente. Se proyecta un individuo genéticamente modificado, con control reproductivo y re-proyectivo, integrado en una red de inteligencia artificial distribuida. Esta corriente es seguida por numerosos multimillonarios tecnológicos (todos ellos product manager, es decir, vendedores maquillados de genios), cuyo Primus inter pares es Peter Thiel, pionero de la economía fintech y arquitecto del giro tecno-financiero posterior a la crisis de 2008. Thiel también reconfigura internet como un campo de guerra cibernética, la cyberwarfare.
La visión tecno-futurista sostiene que la humanidad actual es obsoleta. Sus ideas tecno-libertarias deslizan una tendencia hacia una purga cada vez menos sutil, en la que las poblaciones periféricas empobrecidas son lo enemigo. Un punto central en el proyecto de Thiel es la creación de una nueva infraestructura de inteligencia artificial, que nada tiene que ver con los actuales modelos de lenguaje. Para entender hacia dónde se orienta este desarrollo, es necesario rastrear los sistemas de vigilancia global como PRISM y XKeyscore, denunciados por Julian Assange, así como el sistema de crédito social chino, que lleva más de una década de continuo perfeccionamiento. No es casualidad que algunos observadores perciban una inquietante similitud entre la infraestructura de IA promovida por Donald Trump y la que ya ha sido implementada por Xi Jinping.
La principal diferencia entre Dugin y Land-Thiel radica en la dimensión temporal. Mientras Dugin excava tumbas y revive viejos estandartes (el Zar como César eslavo), buscando el destino del individuo dentro de su espacio cultural y el resurgimiento de la gloria imperial del pasado, los tecno-futuristas se proyectan hacia el futuro, buscando la construcción del individuo, conscientes de que este ya no será humano (¿será ciborg?) Su misión, según ellos, no es tanto crear el futuro como ir virtuosamente hacia lo inevitable (una especie de profecía tecnofílica). Anclados al capitalismo como paradigma de eficiencia máxima, reciclando el consumismo y la destrucción creativa de Schumpeter, del neo-liberalismo anterior.
En ambas teorías, tanto la Cuarta Teoría Política de Dugin como el tecno-futurismo de la élite de Silicon Valley, el presente es visto como una transición, y la actual humanidad se concibe como un estadio intermedio, con un deber-ser hacia un futuro brumoso. En términos psicoanalíticos, esto equivaldría a la neurosis como ideología. En ambos casos, el resultado es la desintegración de los derechos humanos y cualquier forma de disidencia cultural o identitaria. Para estas ideologías la humanidad está por venir.
El futuro se presenta, por tanto, como un horizonte fértil para estas doctrinas. Mientras para el liberalismo occidental, el presente y el futuro se han vuelto inviables, hay un tercer bloque de poder que disputa el presente y el futuro: el comunismo.
Wang Huning, intelectual clave del Partido Comunista Chino y asesor de tres presidentes (Jiang Zemin, Hu Jintao y Xi Jinping), promueve una combinación de nacionalismo confuciano, marxismo y control tecnológico del Estado. En su libro America Against America, critica la decadencia de Estados Unidos y sostiene que China debe evitar los errores del liberalismo, al cual mira como un espejo invertido.
China, por conveniencia estratégica, adopta la noción de un mundo multipolar de Dugin, pero su doctrina se cimenta en capas y capas de aprendizaje concreto a lo largo de su historia. El sujeto chino de Huning, nacionalista y portador de la ética confuciana, se inserta tecnológicamente dentro de la organización comunista jerárquica, donde cada rol y estamento interactúa de la manera más eficiente para el bien colectivo. En la actualidad, el país ya ha cruzado el umbral de la transformación profunda de su burocracia a través de la infraestructura tecnológica que optimiza el control logístico, productivo y social al paroxismo.
Las características más significativas de China son la completa renovación tecnológica de la burocracia comunista y la nueva ruta de la seda. Estos aspecto son los que inquietan a Trump, quien se enfrenta a una burocracia estadounidense, tanto pública como privada, gigantesca y obsoleta que debe transformarse en una infraestructura basada en IA con unos costes que son muy difíciles de financiar. La eficiencia de la superestructura china se presenta como un modelo inquietante para EEUU.
China no es un enigma ideológico; es un régimen comunista cuyo interés radica en la hegemonía de su espacio cultural, que abarca Asia y el mar Indo-Pacífico. Para el resto del mundo, las relaciones son fundamentalmente cordiales, distantes y capitalistas, orientadas al extractivismo consensuado o al comercio. La dimensión temporal atraviesa su ideología, pero a diferencia del euroasianismo de Dugin o el tecnofuturismo, el individuo chino ya está plenamente realizado en el presente, y su futuro es el perfeccionamiento del bienestar colectivo (aunque el PIB per cápita chino va en ascenso constante, sigue siendo aún más bajo que el de Chile o Argentina) . El control social en China es propio de su estructura comunista, donde la privacidad, la herencia, la propiedad y las libertades al estilo occidental simplemente no forman parte de su cultura. Al final, observamos que el ensamblaje del confucianismo y la infraestructura IA son repertorios de un sistema comunista planificado fiel al Manifiesto de Marx y Engels.
Además de las ideologías euroasiática de Dugin, el tecno-futurismo y el comunismo chino como grandes hegemonías, podemos esbozar algunos otros a niveles regionales acotados: el ascenso del nacionalismo indio, el neo-otomanismo turco, el sunismo de la península arábiga, el islamismo persa chiita y el neo-pan-africanismo, especialmente desde el Sahel.
A continuación, presentamos un mapa ideológico preliminar que cruza datos solicitados a DeepSeek, ChatGPT y Claude como una especie de collage de promps. Sumado al gráfico una breve ficha de cada autor con énfasis en una lectura recomendada (esto también se lo pedimos a las IAs, y luego lo ajustamos)
Ideólogos geopolíticos del gráfico
1. Occidental-Liberal
Este espacio representa la tradición intelectual y política de Occidente, basada en la democracia liberal y el globalismo. Sus pensadores proponen el llamado ‘orden internacional’ basado en instituciones multilaterales, derechos humanos y tratados multilaterales de libre comercio.
- Francis Fukuyama:
- Aporte: Es conocido por su teoría del “fin de la historia”, donde argumenta que la democracia liberal es el punto final de la evolución ideológica de la humanidad.
- Lectura recomendada: “El fin de la historia y el último hombre” (1992).
- Artículo clave: “The End of History?” (1989), publicado en The National Interest.
- Joseph Nye:
- Aporte: Desarrolló el concepto de “soft power” (poder blando), que se refiere a la capacidad de influir a través de la cultura, los valores y las políticas en lugar de la coerción militar o económica.
- Lectura recomendada: “Soft Power: The Means to Success in World Politics” (2004).
- Artículo clave: “The Future of Power” (2011), donde explora cómo el poder está cambiando en el siglo XXI.
- Anne-Marie Slaughter:
- Aporte: Aboga por un enfoque de “redes globales” en la política internacional, donde los estados, las organizaciones y los individuos colaboran en redes descentralizadas.
- Lectura recomendada: “A New World Order” (2004).
- Artículo clave: “The Idea of a Networked World Order” (2016), en Foreign Affairs.
2. Euroasiático-Multipolar
Este espacio representa la visión de un mundo multipolar, donde Eurasia (Rusia, China y otros países) desafía la hegemonía occidental. Sus pensadores enfatizan la importancia de las civilizaciones y la soberanía cultural sin injerencias coercitivas.
- Aleksandr Dugin:
- Aporte: Promueve el “eurasianismo”, una ideología que busca un bloque euroasiático unido por las fuerzas históricas de cada espacio cultural. Destaca la importancia de las raíces culturales y la multipolaridad.
- Lectura recomendada: “The Fourth Political Theory” (2012).
- Artículo clave: “Eurasianism: A Primer” (2014), en The Interpreter.
- Sergei Karaganov:
- Aporte: Es un estratega ruso que aboga por un mundo multipolar y una mayor influencia de Rusia en Eurasia.
- Lectura recomendada: “Russia’s Eurasian Strategy” (2018).
- Artículo clave: “The New Cold War and the Emerging Greater Eurasia” (2020), en Russia in Global Affairs.
- Timofei Bordachev:
- Aporte: Analiza las relaciones entre Rusia y China, destacando la importancia de la cooperación estratégica en Eurasia.
- Lectura recomendada: “Russia and China: A New Model of Great Power Relations” (2019).
- Artículo clave: “The Rise of Greater Eurasia” (2021), en Valdai Club.
3. Comunismo Chino Contemporáneo
Este espacio refleja la visión china de un mundo donde el Estado Comunista de planificación, la revolución tecnológica de la burocracia y la cultura tradicional juegan un papel central en la gobernanza del espacio asiático.
- Wang Huning:
- Aporte: Es uno de los principales ideólogos del Partido Comunista Chino. Su trabajo se centra en la estabilidad política y la adaptación de las tradiciones chinas al mundo moderno tecnológico.
- Lectura recomendada: “America Against America” (1991), donde analiza las debilidades de la sociedad estadounidense.
- Artículo clave: “The Ideological Foundations of China’s Rise” (2018), en The Diplomat.
- Yan Xuetong:
- Aporte: Defiende un enfoque realista en las relaciones internacionales, donde China debe buscar un liderazgo moral y estratégico.
- Lectura recomendada: “Leadership and the Rise of Great Powers” (2019).
- Artículo clave: “The Age of Uneasy Peace: Chinese Power in a Divided World” (2020), en Foreign Affairs.
4. Islámico Estratégico
Este espacio representa la visión de un mundo islámico que busca reafirmar su identidad cultural y religiosa en un contexto global.
- Ahmet Davutoğlu:
- Aporte: Desarrolló la teoría de la “profundidad estratégica”, que aboga por un mayor papel de Turquía y el mundo islámico en la política global.
- Lectura recomendada: “Strategic Depth: Turkey’s International Position” (2001).
- Artículo clave: “Turkey’s New Foreign Policy Vision” (2010), en Insight Turkey.
- Sayyid Qutb:
- Aporte: Fue un ideólogo clave del islamismo político, que criticó la influencia occidental y abogó por un retorno a los valores islámicos.
- Lectura recomendada: “Milestones” (1964).
- Artículo clave: “Sayyid Qutb and the Origins of Radical Islamism” (2010), en The Guardian.
5. Tecno-Futurista
Este espacio representa la visión de un futuro dominado por la tecnología, donde la humanidad está destinada a mutar e integrarse a la infraestructura tecno-capitalista.
- Peter Thiel:
- Aporte: Co-fundador de PayPal y Palantir, Thiel es un crítico de la globalización y defiende la innovación tecnológica como motor del progreso. Crea la neo-banca y las finanzas digitales y crea la militarización del ciberespacio.
- Lectura recomendada: “Zero to One: Notes on Startups, or How to Build the Future” (2014).
- Artículo clave: “The Education of a Libertarian” (2009), en Cato Unbound.
- Nick Land:
- Aporte: Filósofo del aceleracionismo que teoriza sobre la fusión entre tecnología y capitalismo como una fuerza evolutiva inevitable.
- Lectura recomendada: “Fanged Noumena: Collected Writings 1987-2007” (2011).
- Artículo clave: “Meltdown” (1994), en Abstract Culture.
- Balaji Srinivasan:
- Aporte: Promueve la descentralización tecnológica y la creación de “redes alternativas” al Estado-nación.
- Lectura recomendada: “The Network State: How to Start a New Country” (2022).
- Artículo clave: “How to Build the Network State” (2021), en Balaji’s blog.
- Parag Khanna:
- Aporte: Analiza el futuro de la geopolítica en un mundo conectado tecnológicamente.
- Lectura recomendada: “The Future is Asian” (2019).
- Artículo clave: “The Next Big Thing: Asia’s Rise” (2020), en Foreign Policy.
6. Sur Global
Este espacio representa la visión de los países en desarrollo, que buscan mayor autonomía y sostenibilidad con consciencia de la debilidad estratégica como lugar de extractivismo y bajo desarrollo.
- Samir Amin:
- Aporte: Criticó el capitalismo global y abogó por un desarrollo autónomo del Sur Global.
- Lectura recomendada: “Eurocentrism” (1988).
- Artículo clave: “The Trajectory of Historical Capitalism” (2011), en Monthly Review.
- Vandana Shiva:
- Aporte: Defiende la soberanía alimentaria y la sostenibilidad ambiental desde una perspectiva del Sur Global.
- Lectura recomendada: “Earth Democracy: Justice, Sustainability, and Peace” (2005).
- Artículo clave: “The Future of Food: Beyond Green Revolution” (2016), en Navdanya.
Análisis de las conexiones del gráfico
1. Conexiones fuertes (líneas continuas)
Estas conexiones representan relaciones directas o influencias claras entre los pensadores, ya sea por colaboración, afinidad ideológica o desarrollo de ideas similares.
- Dugin ↔ Sergei Karaganov ↔ Timofei Bordachev:
- Relación: Estos pensadores comparten la visión de un mundo multipolar centrado en Eurasia. Dugin aporta la base ideológica del eurasianismo, mientras que Karaganov y Bordachev desarrollan estrategias prácticas para la cooperación entre Rusia, China y otros países.
- Tema común: Multipolaridad, soberanía cultural y oposición al liberalismo occidental.
- Fukuyama ↔ Joseph Nye ↔ Anne-Marie Slaughter:
- Relación: Representan el núcleo del pensamiento liberal occidental. Fukuyama aporta la visión filosófica del “fin de la historia”, Nye introduce el concepto de “soft power”, y Slaughter desarrolla la idea de redes globales de cooperación.
- Tema común: Defensa del orden liberal internacional, democracia y multilateralismo injerencista.
- Wang Huning ↔ Yan Xuetong:
- Relación: Ambos son figuras clave en el pensamiento estratégico chino. Wang Huning se enfoca en la estabilidad interna y la actualización efectiva de las tradiciones chinas, mientras que Yan Xuetong analiza el papel de China en un mundo multipolar.
- Tema común: Liderazgo chino, realismo estratégico y adaptación cultural.
- Davutoğlu ↔ Sayyid Qutb:
- Relación: Davutoğlu representa una visión estratégica del islamismo moderno, mientras que Qutb es un referente del islamismo político clásico. Ambos abogan por la reafirmación de la identidad islámica en un mundo de potencias injerencista.
- Tema común: Identidad islámica, oposición a la influencia occidental y búsqueda de autonomía cultural.
- Peter Thiel ↔ Balaji Srinivasan ↔ Parag Khanna:
- Relación: Estos pensadores comparten una visión tecno-futurista del mundo. Thiel critica la globalización y promueve la innovación tecnológica, Srinivasan aboga por la descentralización y las redes alternativas, y Khanna analiza el futuro de la geopolítica en un mundo conectado.
- Tema común: Innovación tecnológica, descentralización y adaptación al futuro.
- Peter Thiel ↔ Nick Land
- Relación : Ambos pensadores representan visiones radicales del tecno-futurismo, aunque desde perspectivas distintas. Thiel, desde un enfoque empresarial-libertario, concibe la tecnología como herramienta para trascender limitaciones estatales y crear nuevos espacios de libertad, mientras Land teoriza desde el aceleracionismo filosófico, viendo la fusión tecnología-capitalismo como una fuerza evolutiva inevitable que transformará fundamentalmente la humanidad.
- Tema común: Crítica de instituciones tradicionales, visión post-humanista del futuro tecnológico y rechazo a las limitaciones contemporáneas del progreso.
- Samir Amin ↔ Vandana Shiva:
- Relación: Ambos representan la voz del Sur Global. Amin critica el capitalismo global y aboga por un desarrollo autónomo, mientras que Shiva defiende la soberanía alimentaria y la sostenibilidad ambiental.
- Tema común: Justicia global, sostenibilidad y autonomía del Sur Global.
2. Conexiones sutiles (líneas punteadas finas)
Estas conexiones representan coincidencias temáticas o alianzas estratégicas que no son explícitas, pero que reflejan puntos de encuentro entre bloques aparentemente distantes.
- Davutoğlu ↔ Yan Xuetong:
- Relación: Ambos enfatizan la importancia de las tradiciones culturales y la identidad en un mundo globalizado. Davutoğlu desde el islamismo y Yan Xuetong desde el pensamiento chino.
- Tema común: Respeto a las tradiciones y oposición al universalismo occidental.
- Samir Amin ↔ Joseph Nye:
- Relación: Aunque representan bloques opuestos (Sur Global vs. Occidental-Liberal), ambos reconocen la importancia de la cooperación internacional. Amin critica el capitalismo global, pero aboga por un nuevo orden internacional más justo, mientras que Nye promueve el soft power como herramienta de influencia.
- Tema común: Cooperación internacional, aunque desde perspectivas diferentes.
3. Conexiones de oposición (línea punteada gruesa)
Estas conexiones representan tensiones o visiones opuestas entre pensadores o bloques.
- Dugin ↔ Peter Thiel:
- Relación: Dugin representa el eurasianismo y la defensa de las tradiciones culturales, mientras que Thiel aboga por un futuro tecnológico donde la innovación y la descentralización son prioritarias. Sus visiones son antagónicas: Dugin busca preservar las raíces culturales, mientras que Thiel promueve una ruptura con el pasado.
- Tema común: Oposición entre tradición y futurismo, entre multipolaridad y descentralización tecnológica.
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